Rubén Izaguirre Fiallos

Poemas de Rubén Izaguirre Fiallos

Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Rubén Izaguirre Fiallos:

XXII

El otro día,
dije tu nombre
en medio
de mis piernas.

Jamás

Nunca nos amaremos,
jamás llegarás a quererme,
es imposible que algún día
estemos juntos.

A pesar de todo,
te espero a la misma
hora de la noche,
en el lugar de siempre,
aunque no llegués.

Cartas a Rosario

1

Mira Rosario,
yo no quiero vivir con tu ausencia.

Te lo digo,
no quiero pasar el resto de la vida
junto a ella, hacerla mi mujer,
pedirle la cena.

Tampoco que te escondas
en mi memoria
y te quedes ahí sin cumplir años,
sin darte un beso.

Lo que quiero
es que vueles ahora mismo,
que saltes de inmediato
hasta mis brazos.

¿Entiendes?

Que desaparezcas
del lugar en donde vives
y te vengas a habitar
entre mis manos.


2

Este bueno para nada,
este inconsciente,
este vengo mañana
y no regreso nunca.
Infiel,
conformista,
desgraciado.
Este niño que todavía soy
esperando a su madre
en la esquina de la casa,
poseído,
inconstante,
caprichoso.
Este mal pensado,
este hijo de Dios,
pordiosero,
miserable,
sospechoso.
Pequeño,
pequeñito,
miope.
Este inculto,
iletrado,
analfabeta.
Este salvaje con índice académico,
victimario,
suicida,
revoltoso.
Este triste estropajo con camisa.
Este hombre con recuerdos
que lo muerden,
ofendido,
humillado,
deshonrado,
soy yo,
el que te quiere,
el que te espera.

Un café

Yo digo,
que esa agua
es oscura,
porque está triste.

Breve Carta a Consuelo Suncín

Naciste en Armenia,
pero te fuiste a vivir al mundo.

Tres nombres: José Vasconcelos, Enrique Gómez Carrillo y Antoine de Saint-Exupéry.
Tres camas, seis piernas.

Para mí, eres la mujer más bella del mundo,
la insigne guanaquita que pude amar el resto de la vida.

Ah, Consuelo Suncín, Condesa de Sonsonate,
te comiste el mundo,
para enseñarnos su esqueleto.

Mala memoria

No recuerdo
este lunar
que hoy
aparece en uno de mis brazos.

Estuve tomando café, ayer, hasta muy tarde.
Y quizá sea eso: un pequeño náufrago de café
que no pudo llegar hasta mis labios.

Mañana, lo interrogaré más despacio:
de qué planeta vino,
quién lo trajo,
que busca en mí;
si sabe algo de poesía
o conoce sobre las bellas artes;
si está aquí de vacaciones
o piensa quedarse.