Olga Edith Romero

Poemas de Olga Edith Romero

Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Olga Edith Romero:

Natural

'Hay momentos en que la vida es
una bruma que no se puede navegar'
Juan Gelman ('Valer la pena')



Intentó ser historia amó lo natural
llenó el vacío/ creó un destino
conquistó el abismo de la grieta
y dudó de la huella.

Un día cualquiera se fue/ sin dejar marcas
y olvidó la creación/ dio la espalda a sí mismo.

Sonrió fue atracción/
separó pensamientos/ sumergió los sentidos
quebró las palabras.

Pasaron vientos lluvias soles dolores/
celebraciones desbordes carencias/
La memoria recuerda cuando quiere
o se arriesga a olvidar en los rincones
medidos sueños en cenizas.

Ella lo llamó un día/ dejó correr el agua/
le mostró los reflejos del deseo/
la verdad no posible
lo no recuperable.

Él acostumbrado a torpezas de varones
lloró la pequeñez de no ser grande.

Lunes

                              I

                    Amanezco entre nieblas de jabón perfumado
                    y visito los cuartos.
                    Allí el sueño espía entre dos pétalos pequeños
                    y una boca perfecta
                    sonríe
quien sabe a qué duende secreto y misterioso.
Y también aquel otro
donde la frente pálida
esconde sus abismos
caminos que suelen bifurcarse
y que huelen a hierbas.

Después voy al encuentro
de la casa más grande
donde todo es afecto y modelar la vida.
Donde se enseña con un grano de arena
cómo formar una montaña
Y es importante sentirse pájaro
y leer el secreto de las nubes.

                               II

Tallar en el viento
cantarle a los días
respirar las noches
aprender a sumar con las viejas estrellas.

También la muerte me espera agazapada
detrás del número bíblico del diablo
Sin embargo es tan dulce
elevarse en las llamas.
Callar sin respuesta.

Y en el atardecer
todo se vuelve mágico:
atravesar la pesada y negra puerta
subir las escaleras alfombradas
y entrar en el recinto
donde el tiempo nos dejó
una sonrisa enigmática y algo altiva.

Esa isla de madera
con aroma a papel
a tinta y cuero.

Cráteres (0)

Sobre la dura camilla
con una goma que rodea la cabeza y mantiene mi boca abierta,
después de haber sentido náuseas tantas veces,
el médico y la enfermera bromean sobre la forma
de mantener a una mujer sin emitir palabra.

          El monitor en colores muestra imágenes
                    que semejan instantes
          de la película '2001. Odisea del espacio'.
          Nada tan absurdo si se tiene en cuenta
                               que esos cráteres sangrantes son míos.

                     ¿Por qué cinco?
          Uno por el cáñamo que se desliza
              como una verde serpiente.
          Otro por la tristeza que no pude evitarle a mi brote,
          El tercero por que el tiempo
                              lleva y no devuelve esperanzas.
          Otro por las traiciones esperables y no esperadas.
                    El último por que es tan duro vivir
                              Tan duro y tan difícil.
                                   Como morir.

Araña dorada

Esa araña dorada que vive en tu jardín
es la misma que se instaló una noche en medio de mis ojos.
Perforó mi frente y estableció su casa
nadie pudo sacarla.
Se irá cuando ella quiera
(Tal vez no se irá nunca)
                              O ya se ha ido.

Insomnio

Dentro de mí hay una fuente
                              Me estoy ahogando en ella.






          El insomnio ha llegado. Siempre llega.
                    Aturde.
          Se levanta como un fantasma gigante
          cubre con su sombra lo que toca.
          Fabrica pájaros de vidrio
          se deja caer entre letras entrelazadas.
          Hiere la pupila y desgrana pequeños miedos en el pecho.
          Nadie lo contiene.
                    A veces llora abrazado a un gato siamés.

II

Nuevamente el insomnio
se apodera de mi.
Espanta los sueños
los arrasa
desnuda la realidad descarnada.

Finge ser breve
y se establece en mis párpados.

Tiene el tamaño
del pasado y del futuro.

Se viste con harapos de pánico.

Nada lo ahuyenta.
Envilece lo que toca.

Se alimenta con gotas tibias y saladas
de ruidos nocturnos.

Decepciones
pensamientos turbios

laberintos intrincados
albas sin esperanzas.

Su corona de escarcha
Hiere la madrugada.

Y suele creerse rey de la noche.

Pequeña

'El perfume nocturno instala su cuerpo
en una segunda perfección de lo natural.'
Joaquín Giannuzzi ('Poemas')



Está sin nombre / es el cuerpo quien habla/
gesticula humanidad / expresa miradas en gemidos/
enuncia incomprensión / susurra soledad/
atrapa palpa se anuncia/
reconoce los olores/
reclama la piel tibia/
adentra música en palabras/
bebe la miel descubre las opciones/
y elige
la esperanza se muda a una botella
con marcas y medidas.