María Cristina Orantes

Poemas de María Cristina Orantes

Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de María Cristina Orantes:

Episodio

Yo comencé una historia que fue mía.
La tejí en el umbral de la mañana,
perfumé con su aroma mi ventana
y bebí de su luz al mediodía.

Así brotó en capullo la alegría
y se enredó en la vida cotidiana,
un año luz pasó y en la ventana
seguía yo tejiendo día a día.

Me convertí en silencio y otros brazos
tejieron luz y aroma entre mis pasos,
deshilvanando el tiempo detenido.

Volvieron nuevas siembras, nuevas podas,
otra historia inconclusa como todas...
Episodio en minutos resumido.

Dos mil años después

A las puertas de un siglo,
dos mil años después de los milagros
seguimos repitiendo las parábolas
y por el mismo camino, seguimos caminando.
dos mil años después hemos probado todo:
peeling, liposucción, bisturí mágico
que retrocede el tiempo sobre la piel
y la carroña que por dentro llevamos?
nadie ha inventado la cura milagrosa
para limpiar las manos de aquel que vende muerte
vestida de etiqueta en papelitos blancos.
Y el verdadero Dorian que vive en nuestro pecho
se sigue alimentando...
Conocimos la luna y fuimos más allá
pero aún no sabemos de donde es que venimos
ni para donde vamos.
Dos mil años después seguimos como entonces
Esperando...

Imágenes

                                         I
Perdido en ese túnel de sí mismo
creyendo ver la luz en la luciérnaga
y el infinito en la línea de la mano,
llevando por delante
solo cinco sentidos...
¡y lo sabía todo!
Angosto y frágil intelecto,
astillado y dudoso.
Hubo que retorcerte la carne y la memoria,
bajar la cremallera del saco que te viste
y exhibirte los huesos,
esa armazón tan pobre como tu propio yo,
para que te miraras al espejo.

                                        II

Me he mudado de barrio
y de casa y de ropa;
cambié mi maquillaje y mi peluca
para ver si me encuentro
y me estrecho la mano.

                                        III

Hoy he visto un fantasma
mirándome de frente con sus cuencas vaciadas
y alargando la mano
su dedo descarnado
señalaba el abismo
que llevo por conciencia.
Visión retrospectiva entre la nebulosa.

                                        IV
Me he detenido.
Recogí los pedazos que quedaron dispersos
allí, frente a mi casa.
Quise tomar los cabos sueltos
de la oportunidad que voló de mis manos
y apretar ese sueño que no llegó a cuajarse.
Desde mi pequeñez busqué
el tiempo perdido...
Fallido intento.
La espina se clavó más adentro,
el tiempo sigue allí, tan vivo como yo.
Esa es la diferencia...

                                         V
Hay que revisar el calendario
de atrás hacia adelante
para ganarle al tiempo la batalla.
Sufrir lo no sufrido,
pensar lo no pensado,
vivir lo no vivido
y darle otro sabor,
anticipándolo.

Quijote

Pincelada que baja desde el cielo
a repartir un bien incomprensible,
larga y triste figura
que quiere llevar miel entre las manos;
rayo de sol que besa los labios de la amada,
una amada que a los ojos del mundo
está desvanecida.
Hebra ambulante
intentando quebrar una muralla.
Insomne velador de armas durmientes,
con una lanza al hombro
y en la mirada un sueño,
poeta sin destino y sin fronteras,
filo que corta el aire,
seguidor implacable de molinos,
corazón palpitante en la vigilia,
vencedor de batallas incompletas,
sombra de una grandeza imaginaria.
Lanza y caballero,
caballero y lanza
imagen que confunde fuego y yelmo,
quemándose por dentro
y latiendo al galope del caballo.
Armadura que encierra
un puñado de huesos,
una herida sangrándole la historia
y un ánima desnuda de todo privilegio.
Fragor, bravura hidalga pendiente de un suspiro.
Magia y locura atadas en un sueño.

A aquellos que tienen un cielo bien ganado

Dicen que hay que dar gracias
por haber aguantado el huracán,
por haber esperado que pasara la noche.
Ahora es otro día
y hay que seguir, de frente,
levantarse en medio de tantos que quedaron,
allí, junto a nosotros.
Hay que seguir con todo a cuestas,
levantando el pasado con los puños
y sosteniendo el hoy con la mirada,
esperando un mañana...
Siempre entre ruinas,
apartando los huesos de los que fueron débiles,
los que no lo lograron;
y volver a caer y volver a surgir de entre más huesos,
entre cuerpos sin almas, entre sombras
y continuar viviendo por los que no pudieron
y ganar ese cielo prometido
viviendo la tormenta...

Iceberg

Se iniciaba el ritual.
La espada viva abrió aquel vientre flor
y comenzó la búsqueda...
Fue abriéndose camino
hasta llegar al cáliz.
Se hizo la luz
al detenerse el tiempo,
no se supo si fue solo un instante
o cupo la eternidad en aquel sueño...
El trueno y el relámpago
sacudieron la piel asidos de la mano
y la vieja tormenta solitaria
se irguió en el centro de la vida.
Se derramó la fuente en la caverna.
Silencio.
El iceberg de sus ojos
cayó sobre la noche.
Sobre su cuerpo, la flor adormecida...