Ebriedad de Dios (3)

Luis Armenta Malpica

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Jamás voy sola a misa;
me llevo los pecados de mi esposo
y su esposa, uno o dos
de mis hijas, alguno de mi hermano
todos los de mi madre...
hasta llenar el bolso que hace juego conmigo.

Y Dios, distante y sin moverse
parece consternado ante mis confesiones.

Rezo en latín -como hacen las mujeres pecadoras-
y en español castizo, un sacerdote (sin mirarme a los ojos)
me da por penitencia un par de aves marías
que lanzo, pronta, al vuelo.

En casa
sin bolso ni tacones
me sirvo alguna copa de aguardiente
y observo largo rato un crucifijo.

Y sé que a Dios tampoco le hace gracia
el que vivamos juntos.



(Este poema obtuvo el primer lugar de los Juegos Florales Nacionales de Santiago Ixcuintla, Nayarit, en 1997).

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Comentarios3
  • Teresalba

    Dios nunca se escandaliza, nosotros nos avergonzamos. Su mano está siempre alli, solo tenemos que asirla y buscar la ayuda adecuada. Bello poéma que cuenta una cruda realidad.
  •  
    Maria L. Vazquez Porque se insiste en llamar poesía a una prosa sin ritmo, sin métrica y sin metáforas convincentes ?
  •  
    felipe gonzalez mer No me queda claro el sexo de la persona que escribe. Pero si considero necesario leer la serie " Ebrediades de Dios " para llegar a entender el mensaje. Es fácil criticar y para entender debemos intentar al menos escribir y ver la realidad...
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