Jorge Boccanera

Jorge Boccanera es un escritor y periodista nacido en Bahía Blanca, Argentina, en el año 1952. Luego de haberse formado académicamente, trabajó como profesor de literatura y de periodismo en diversas universidades de su país. Fue uno de los tantos exiliados en la época de la dictadura, y su destino fue México; allí permaneció hasta el año 84, cuando volvió a pisar el suelo argentino. Al poco tiempo se mudó a Costa Rica, donde vivió durante ocho años. Con respecto al periodismo, ocupó el puesto de jefe de redacción de distintos periódicos, al menos uno de cada país que visitó; entre ellos, se encuentran Crisis, Aportes y Plural. Cabe mencionar que también ha incursionado en la edición y que actualmente trabaja como columnista y es director de Nómada, una publicación de interés cultural.
Como escritor, ha cultivado la crónica, el ensayo y la poesía, siendo este último género el que más fama le ha dado. A lo largo de su carrera, ha recibido numerosos premios a nivel internacional y su obra se ha traducido a varios idiomas. Algunos de sus poemarios son "Noticias de una mujer cualquiera", "Música de fagot y piernas de Victoria" y "Bestias en un hotel de paso".

Poemas de Jorge Boccanera

Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Jorge Boccanera:

Arder


Cuando nos besamos trituramos un ángel.

Su última voluntad será nuestro deseo.

Tiempo habrá para escupir sus vidrios de colores,

su sombrero de plumas,

barajas manoseadas por tahures y ahora



hay que hacerlo entrar,

ofrecerle licor (que él lee en la oscuridad).



Dirá sus barajitas,

su forma de guiarnos al secreto de la vieja

estación.

Dirá que el vino está hecho de hojas secas,

que puede hacer fuego con tu rostro y el mío.

(Ni un centavo de luz a su trabajo).



Cuando nos besamos desollamos un ángel,

un condenado a muerte que va a resucitar en otras

bocas.

No tengas lástima por él, solo hay que hincar el

diente

y triturar al ángel.

Abrir tus piernas blancas y darles sepultura.

carta del suicida

lo poco que he vivido
me ha hecho perder
demasiado tiempo

Exilio

Expulsados de la selva del sur de Sumatra
por los hombres que vienen a poblarla, 130
elefantes emprendieron hoy una larga marcha
de 35 días hacia la nueva ciudad que les fue
asignada.
(AFP. 18/11/82





No hay sitio para los elefantes.
Ayer los expulsaron de la selva en Sumatra,
mañana alguien les impedirá la entrada al Unión Bar.
Yo integro esa manada hacia Lebong Hitam,
yo sigo a la hembra guía,
cargo con la joroba de todas mis valijas sobre las
cuatro patas del infierno.

Llegarán a destino-dijo un diario de Yakarta.
los colmillos embisten telarañas de niebla.
Llegarán a destino,
viejas empalizadas que sucumben bajo mareas de
carne.
Llegarán, dijo el diario.

Mas la estampida cruza por suelos pantanosos
y mi patria-la mía- es sólo esta manada de elefantes
que ha extraviado su rumbo.

¡Guarde celosamente la selva impenetrable este ulular
de bestias!
Tambores y petardos, acompañan.
Algo del polvo que levantan, es mío.

noticias de una mujer cualquiera

entramos a la pieza casi sin conocernos

sus ojos eran pactos de ternura y violencia

yo la miraba todo el tiempo

habrá pensado en mi cansancio

habrá pensado -está borracho-

habrá pensado en irse pronto

habrá pensado tantas cosas



me acerqué a sus dos manos

sin dejar de mirarla

desde mi soledad hasta su boca

habrá pensado en enojarse

habrá pensado -no es un hombre-

habrá pensado ¿en qué quedamos?

habrá pensado tantas cosas



cuando entró el sol cuando se fue

desde mi boca hasta su adiós

y aún en el viaje de regreso

habrá pensado tantas cosas

habrá pensado tantas cosas

el altillo


casi a nueva peldaños de la muerte

bajo una luz difusa

te desvestís

esta no es la cubierta del Kabanos

esto no se parece al paraíso

es tan solo un altillo.



aquí tus pechos vuelan

tu cintura golpea entre mis brazos

y la humedad es una amiga

mirando con ojos agrietados

un desorden de piernas



esto no es

la suitte especial del plaza hotel

ni hay una alfombra roja donde rodar a gusto

es tan solo un altillo



aquí tu pelo emerge de la noche

y es bandera de mimbre

aquí una vieja cama pide a gritos

¡socorro!

aquí no hay vencedores ni vencidos



afuera

no muy lejos

la estrella herida de la tarde

rueda como un gato sin fuerzas

sobre el techo del mundo

aquí

casi a nueve peldaños de la muerte

tus ojos encuentran a los míos

y no tenemos tiempo siquiera de despertar.

Lugar

Lugar, es el nombre del animal más grande de la tierra.
Hay quienes aprovechan su sombra y no saben que existe.
O beben su saliva y lo confunden con un río.
O duermen en los huecos que dejan sus pezuñas en la tierra
y piensan que la tierra es así.
Los exiliados cargan sus pedazos de tiempo.
Otros clavan zapatos en el barro.
Hay ciegos que cambiaron la vista de la certidumbre.
Algún dios carpintero que fabricaba muebles repite
la sentencia :
'Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar”.
Pero los desaparecidos ¿ dónde están ?
Si el nombre que los nombra parece un chupadero.
Todo es ajeno aquí
Somos los extranjeros de un lugar que era nuestro.
El deseo escribe en un libro sin hojas.
Alguien se prende fuego envuelto en un secreto.
Hay quienes buscan que el amor les corrija la rabia.
Otros rezan, divisan un lugar después de este lugar.
Está el que desespera :
“si ese animal ocupa tanto espacio, ¿por qué no puedo verlo?
Unos pocos eligen atravesar un sueño para llegar a un sueño.
¡Ah, si el silencio dijera sus lugares!
Ahora, cada baldosa es un campo de caza.
En días por venir, alguien
escarbará en las preguntas hasta desenterrar un fémur,
algún diente de lo que fue un lugar.
Pero no en esta casa con un piso de viento.
Aquí nadie se mueve, ha llegado el gran día.
Reparten un desierto entre todos los hombres.