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Luis Cardoza y Aragón



VolvĂ­a a casa





Volvía a casa entre disparos y engañadas multitudes
ciegas en su tormenta, amado pueblo mĂ­o.
Qué trágico, qué duro, qué cruel nuestro destino
de arar sobre el mar y que la luz te enlute.


Desasosiego fĂ­sico, que podĂ­a palpar
como un dolor de muelas en el alma,
me saturaba el cuerpo: zozobra que era náusea,
entre certeza y duda de tu verdad mañana.


Yo soy mi pueblo ciego con los ojos abiertos.
Mi pueblo luminoso embarrado de sombra.
La realidad y el sueño, la raíz y el lucero.
La guitarra que siembra la semilla del alba.


Por igual me dolĂ­an la bala y el herido.
Tu dĂ­a levantaba sus blancas torres altas
lĂşcidas de esplendor, oh recio pueblo mĂ­o,
si tu noche invadíame con pirámides truncas.


SĂłlo soy la guitarra que canta con su pueblo.
Aliento de su barro mi voz suya.