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Antonio Gonzalez Bravo




A la estrella de la tarde

Clara estrella de la tarde
de límpido cintilar,
en el cielo y en el alma
se enciende tu luz de plata.

Cuando el trabajo termina
Tu das alivio a la vida,
Y a negra noche que asoma
Suavizas con tu blancura.

¡Brillas en el firmamento;
y el corazón iluminas!

En esta existencia mísera
todo termina de prisa;
pero tu brillar eterno
a las noches se vacía.

Sólo al mirarte, en el alma
se vierte tu luz; y dentro,
como en lago transparente,
se refleja otro Universo.

¡Brillas en el firmamento;
y el corazón iluminas!

Bella estrella de la tarde
que alegraste a los abuelos,
desde los oscuros tiempos
antorcha de blanco fuego.

Y después será lo mismo
para los hombres que vengan:
con tu luz de plata en polvo
vas a embellecer la vida.

¡Brillas en el firmamento;
y el corazón iluminas!