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Juan Boscán
SONETO CVIII
Como el triste que a muerte estĂĄ juzgado,
y de esto es sabidor de cierta ciencia,
y la traga y la toma en paciencia,
poniéndose al morir determinado.
Tras esto dĂcenle que es perdonado,
y estando asĂ se halla en su presencia
el fuerte secutor de la sentencia
con ĂĄnimo y cuchillo aparejado:
asĂ yo, condenado a mi tormento,
de tenelle tragado no me duelo,
pero, después, si el falso pensamiento
me da seguridad de algĂșn consuelo,
volviendo el mal, mi triste sentimiento
queda envuelto en su sangre por el suelo.