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Luis de G�ngora




EL SASTRE

De mi sastre en el hurtar
la mano es tan singular,
que si cae la tela en ella
cuando la empieza a doblar,
ya puedo doblar por ella.

Y cuando pasa a trazar
la tela ya referida,
no hay como verle sacar
la medida para hurtar,
cuando él hurta sin medida.