Byron Espinoza

Poemas de Byron Espinoza

Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Byron Espinoza:

Carne...

Mi deseo
es un nudo de noches largas
Y el tuyo?
Minor Piedra


(Carne...
Placer.

Sentido.
Eternas paredes de excitación y música revolviéndose en simétricos mordiscos.
(Desnudo).
La cama.
El cuarto.
Tus manos hechas raíz en cada milímetro de mi cuerpo.
Un nuevo placer.
Nubes de piel y órganos rozándose. Abismos entre el sudor y el semen. Surcos de saliva y caminos lubricados.

Más placer.
Mis ojos penetrando tu vientre.
Escapar del orgasmo en tu boca.
(Jugar con las manchas de la pared. Con los precios detrás de la puerta).
Saberme diminuto en tus costillas. Amamantado de corales. Abejones caminando sobre mis testículos. Una luna resquebrajada puesta para adornar tus quejidos. Tus uñas abriéndome espalda y deseo. Palabras. Látigos de cuerpo y pan en migajas. Gritos bajos. Noche...
Amanecer con piel en las uñas).

Ahora...

Ahora
el tiempo nos amamanta
la luz florece en las entrañas
disipando laberintos.
Ahora
me dices cosas tan distintas
como el sol o la hormiga.

Ahora que la pureza de la sangre sigue siendo decisiva
el viento celebra en las aceras
el momento mágico
de tus manos
en las calles de mi rostro.

Seremos mutuo acuerdo...

Seremos mutuo acuerdo
después del viento
y los jocotes
después del pan y la ceniza.
Seremos piel
después de las arañas
y los lagartos
después de las preguntas necesarias
y los eclipses indescifrables.
Seremos minuto sostenido
después de la poesía
y sus fantasmas
después de las almendras
y las hormigas.
(Miel y agua
después del sexo
y sus prisiones)
Pero ante todo:
SEREMOS.

Deletreo en tu carne...

Deletreo en tu carne
tantos laberintos
formas tan distintas de inventarte.
En tu piel descubro
el por qué
de escarabajos y amapolas.
Tú y yo lo sabemos:
aunque reviente el hielo contra las rocas
siempre tendremos piel
para renovar el fuego.

Incansable...

Incansable
remuevo las arenas de tu cuerpo.

Descuartízame...

Descuartízame
y luego
almacena mis restos
en la bodega de tus párpados
para que
así
recuerdes tu flagelo
y te duelan más que a mí
los cuchillos del sexo.