Oraciones pasivas

Los enunciados u oraciones se califican como pasivos cuando en ellos, el sujeto paciente es quien padece la acción y el complemento agente, quien la realiza.

Aunque hay posturas que señalan que la voz pasiva no existe en el idioma español debido a que no existen morfemas específicos de la misma, lo cierto es que, en el aspecto semántico, puede ser expresada por una voz atributiva biactancial y, al mismo tiempo, ser clasificada de dos formas distintas de acuerdo a sus características.

La voz pasiva se define como analítica o perifrástica cuando posee el verbo «ser» o «estar» como auxiliar en el tiempo de la voz activa, sumado al participio del verbo a conjugarse. En este caso, la aparición del complemento agente no es obligatoria y, si existe, figura como un sintagma preposicional con la preposición «por» o, a veces, «de». A su vez, la voz pasiva analítica se subdivide en pasiva analítica de proceso (caracterizada por emplear el verbo auxiliar «ser») y de estado o resultado (aquellas que utilizan el verbo auxiliar «estar»).

Oraciones como «La película fue disfrutada por Ramón» (ejemplo que, en la voz activa, se transformaría en «Ramón disfrutó la película»), «La casa fue decorada por Mabel» («Mabel decoró la casa»), «El fuego fue combatido por los bomberos» («Los bomberos combatieron el fuego»), «La planta fue regada por Clara» («Clara regó la planta») o «El león fue domado por Aldo» («Aldo domó al león») son algunas de las posibilidades contempladas dentro de la voz pasiva analítica.

Por otra parte, la voz pasiva es sintética o refleja cuando la construcción incluye el morfema de pasiva «se» más un verbo en tercera persona sin que el complemento agente aparezca de forma explícita, tal como se puede apreciar en oraciones como «Se venden cachorros», «Se regala bicicleta» o «Se alquilan departamentos».



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