Gramática tradicional

Después de haber presentado la gramática generativa y haber hecho referencia a la llamada gramática transformacional resulta oportuno centrar la información en el concepto de gramática tradicional.

De acuerdo a su definición, este tipo de gramática prescriptiva establecida a partir de ideas aportadas por filósofos griegos que se desarrolló, en gran medida, hasta la aparición de la gramática estructural, se basa en un enfoque precientífico que se utiliza en el ámbito educativo usual y en la enseñanza de segundas lenguas. Por lo general, esta variedad gramatical posee una terminología clasificatoria para los elementos que intervienen en ella y establece una serie de reglas concretas para cada idioma.

A diferencia de otras clases de gramática, la tradicional no tiene como fin analizar la estructura de las lenguas sino que su objetivo es crear una jerga especializada que facilite el aprendizaje en situaciones prácticas y permita hablar con mayor propiedad. En otras palabras, puede decirse que este tipo de gramática que no sigue un método científico sino que trabaja según la intuición y posee carácter normativo, apunta a estudiar el lenguaje como debería ser y no como es.

Por sus particularidades, es frecuente que la gramática tradicional considere al sujeto como un sintagma nominal compuesto cuyo núcleo es un nombre que marca al «interviniente» principal de la predicación, transformado o complementado por algún tipo de determinante o complementos del nombre. Por su parte, el predicado es interpretado de forma semántica por esta clase de gramática como lo expresado o significado por predicación verbal.

Los morfemas también son contemplados por la gramática tradicional a partir de una interpretación específica ya que, en ella, un morfema es un segmento formado por uno o varios morfemas con un significado gramatical o semántico fijo que se divide en flexivo o derivativo de acuerdo a las características que presente.



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