Escritor inicia huelga de hambre para exigir justicia

Willy Uribe es un escritor y fotógrafo vasco de 47 años de edad. «Cuentos revueltos», «Crónicas del salitre», «Revancha», «Nanga», «Allí donde ETA asesinó» y «Los que hemos amado» son algunos de los libros que ha publicado a lo largo de su trayectoria. En esta ocasión, de todos modos, Uribe no es noticia por una nueva obra o por alguna cuestión vinculada la literatura: su llegada a los medios de comunicación tiene que ver con una drástica decisión que tomó para reclamar justicia.

Uribe inició una «huelga de hambre indefinida», según sus propias palabras, para pedir que el Gobierno español indulte a David Reboredo, un hombre que fue condenado a siete años de cárcel por tenencia de droga pese a estar rehabilitado de su adicción.

La crónica cuenta que Reboredo comenzó a consumir drogas cuando tenía sólo 16 años de edad. Del hachís pasó a la heroína, en un proceso que lo llevó en varias ocasiones a la prisión por cometer hurtos y robos. En 1999, sin embargo, empezó un proceso de desintoxicación y reinserción social, convirtiéndose en un activista contra la droga.

Su nuevo camino, de todos modos, tuvo obstáculos y Reboredo sufrió algunas recaídas. En 2006 y 2009 fue detenido con ínfimas cantidades de drogas (no se llegó a acumular medio gramo, con un valor inferior a los cien euros), algo que ahora lo llevó a la cárcel de A Lama con una condena de siete años.

Su padre pidió dos veces un indulto para Reboredo, acompañado por informes positivos de más de una decena de organizaciones sociales que avalan la desintoxicación del condenado y su reinserción. En ambos casos, el pedido fue rechazado.

Ante esta realidad, el escritor vasco encontró en la huelga de hambre una manera de ejercer presión para revertir la decisión de las autoridades. Uribe destacó que el Gobierno de Rajoy ha indultado a policías condenados por torturas mientras que, en el pasado, el de Rodríguez Zapatero condonó la pena a un banquero, recoge El Mundo. Para el literato, la concesión de indultos en España, por lo tanto, es «inequitativa».

Instalado en Barcelona, Uribe dijo a Público.es estar «fuerte como una roca». Si bien no le pidió al resto de los españoles que lo imiten, solicitó una «acción ciudadana» para conseguir justicia por el caso de este ex adicto y por otros temas de importancia social. Queda claro que, para Uribe, el compromiso va más allá de las letras.

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