Tu tardía llegada.

Leonel perez

Hasta que apareces  como lo esperaba
sin avisar y sin tocar la puerta,
de imprevisto.

Llegas y te adueñas de los espacios y cual tirano te desases de mi calma. Agobias mis sentidos y me conduces al abismo, a la mas profunda rabia.

Cual es el precio a pagar por tu presencia.
Mi equilibrio?

Huerfano estuve de ti por todo este tiempo  hasta me habia resignado a no tenerte. Inerte vague por los caminos de la infelicidad y como aguacero tenaz termine en lloviznas de paz.

Ahora que convencido tragino los dias sin necesitarte  te presentas como una sombra persiguiendome, mortificando y  pertubando mi existencia.

No te quiero ¡
me hiciste falta y ahora no.

Parte como llegastes sin avisar y sin despedirte. Que sin amor aun puedo y quiero vivir.

No regreses, pierdete en la desesperanza y sucumbete en lo mas profundo del olvido.

Sin ti he llegado lejos contigo nada he de esperar.

Buscandote enfrente a las mas dificiles guerras y todas las perdí y ahora cual premio sin merecer y como si lastima te diera mi andar, vienes a consolar mi desdicha.

Pues ahora soy yo quien te desprecia y te hecha como un desecho sin valor pues aunque lo merezco, prefiero morir en el orgullo.

Vete amor... otro de seguro te aceptará.

  • Autor: laph (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 11 de abril de 2017 a las 00:21
  • Comentario del autor sobre el poema: Este es un ser que se da por vencido yse acostumbro a vivir sin depender de un sentimiento deseado por muchos pero que pocos pueden realmente conocer. El amor en su maxima expresion.
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 75
  • Usuario favorito de este poema: Y del Ávila.
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Comentarios1

  • Y del Ávila

    Intensa opresión interna. Déjame decirte que en ese grito de MARCHATE hay un susurro de... Quédate. El silencio ensordecedor que invade la soledad no se compara con el taconear cercano de quien verdaderamente nos importa. Sólo cuando te hundas en la tristeza de la ausencia y puedas apreciar la compensación que te brinda, será posible rescatarte a ti mismo y ya no tendrás que pedirle que se vaya.
    Yajaira del Ávila



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