Carta a la Esperanza

Diaz Valero Alejandro José

 

Esperanza vos sois un caso aparte.

 

Te escribo esta carta no por despecho ni porque me hacéis falta, la escribo por impotencia y también por rabia, para hacerte saber que no me gustó tu “guachafa”. Creo que cualquier “maracucho” con esa vaina que me echaste, hubiera dicho “¡que de cachaza!.

 

Cómo te váis a ir, dejando encendido el horno, ¿ibas borracha?, ¡Cómo que lo hiciste adrede y le subiste la llama! y por esa razón se me incendió la casa.

 

No quedó nada bueno, tal vez eso te haga gracia.  Los enseres  y la ropa se volvieron piltrafas y me dejaste en la calle como al pobre “Rafa”. Hasta la pala, el serrucho y mi vieja hacha, que tanto me servían en algunas contrata para hacer “marañas” y buscar la papa, se quemaron también en la mala racha, y vos te fuiste tranquila por la calle ancha.

 

¿Cómo se te ocurre “malandra”, dejar a nuestro hijo en la casa de Marta?. Vos sabéis que la madre de ella, la que mientan Eufrasia, se mantiene en una de tabaco y caña barata y agarra unas borracheras que a cualquiera espantan y hace unos desastres que nadie la aguanta y dicen que hasta una semana le duran las rascas. Si te volviste loca ¿porqué no te amarras?

 

Menos mal que ese día, ¡Dios nunca falta!, estaba serena por falta de plata y el carajito se salvó de que esa viejita hiciera parranda.

 

La nevera la dejaste sin agua en las jarras y hasta el hielo del congelador te lo llevaste de ñapa. Aquella rayada hamaca que me trajo la prima Raiza también te la carreteaste y eso que estaba vuelta hilachas. De verdad Esperanza que vos sois rara, cuando te pica la “machaca” y cualquier  “picao e’culebra” te levanta la falda.

 

Vé mija, yo no sé si te cansaréis de meter la pata, pero lo que soy yo, no quiero más esa matraca. Cogé fundamento y no andéis como una fulana, que eso es pan pa’ hoy y hambre pa’ mañana.

 

Mirá, por acá estuvo la Matilde Loaiza buscando unos cobres que vos le debéis de una Semana Santa, cuando fuiste con ella para Playa Blanca. Andaba “raniando” ojerosa y flaca  y si te consigue, seguro te mata. Así que ponéte las pilas y andá  “ojo e’garza”.

 

Andáis de boca en boca por toda la cuadra, dicen que “la Esperanza” anda como perra flaca, callejeando y sin dueño con su cruz arrastra. A mí me avergüenza oír esas charlas, y me da pena ajena que andéis más enredada, que un grillo necio en un sweter de lana.

 

Dicen que una bruja te echó unas barajas pa’ hacerte un trabajo de esos que no fallan para dejarte en la ruina a ver si le pagas. Algunos te han visto dando lástima, con ropas raídas, desgreñada y descalza,  más amarilla que un frasco de mostaza, y más apestosa que una cucaracha, caminando sin rumbo de plaza en plaza, buscando la muerte que casi te alcanza por andar de “mitifuqui” con un “mequetrefe” que no vale nada.

 

Bueno ya me despido, el tiempo se acaba, solo quise avisarte a través de mi carta, para que estéis alerta y bien preparada  a enfrentar resignada tu rosario e’ desgracias. Tené paciencia que la vida es más dulce que conserva e’ guayaba y las cosas buenas llegan y se acaban y lo mismo pasa con las cosas malas.

 

Adiós esperanza,  Adiós muchacha, que Dios te proteja y te ablande el alma y te dé las bendiciones que te hagan falta.

 

Atentamente

 

Rutilio Elpidio  Salas D’Alabanzas (el mismo que viste y calza)

 

 

ACLARATORIA DE ÚLTIMA HORA:

Dicen que a Rutilio después de aquella misiva, le quebraron de un rolazo algunas costillas, en el ojo derecho le metieron una astilla, y le reventaron con un bate sus pobres canillas y quedó en el hospital en una camilla. No se sabe quien fue, supuestamente, rencilla.

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Autor: Alejandro J. Díaz Valero

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Comentarios2

  • Camet

    Extraordinario.

  • Rafael Parra Barrios

    Interesante carta poeta con el toque maracucho que le da una sazón criolla a tu poesía.

    • Diaz Valero Alejandro José

      Saludos paisano y gracias por esa visita y por tu ofrecimiento de amistad. Un abrazo.



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