LA ALEGRÍA DE LAS CUATRO Y MEDIA
Viajaba en un departamento del coche cama,
muy contento se bajó
a las cuatro y media.
Iban a encontrarse después de varios meses,
primero armaron un gran alboroto
de abrazos y de besos
y de gritos de júbilo.
Se adentraron en el bosque
cogidos de la mano,
a las cuatro y cuarenta y cinco.
Fueron al río
tan ancho, que costaba atravesarlo a nado,
nadaron hacia la otra orilla
y se quedaron flotando.
En primavera todavía es peligroso bañarse
pero sin miedo se sumergieron
en un baño de adolescentes
con gran bullicio de espumas y de olas,
y se purificaron
como en un bautizo de nuevos creyentes.
Consagrados al deleite y a la flora y a la fauna
nadaron sin prisa
hasta alcanzar el centro
practicaban solamente el arte de estar vivos
y pulidos como las piedras del río.
El cuerpo, otro cuerpo, hinchado
como en un rito funerario, flotaba a su vera,
azotaba las cañas y oprimía
las hojas que rozaban la corriente.
Agua y lodo
que daban para más de un sentimiento.
Hasta que a las cinco de la tarde comprendieron
que no estaban solos en el agua.
- Autor: gaspar jover polo ( Offline)
- Publicado: 6 de diciembre de 2016 a las 09:30
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 122
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.