El cuerpo

Decameron

El cuerpo endeble, tácito  con el lastre a flor de piel,

expoliado  de toda proeza de la cual alguna vez capaz fue.

Tal vez espera algún tipo de peripecia o quizás la pertinaz presencia de lo irrisible,

o quizás, bueno,  quien sabe, solamente espera algo.

 

Mordaz, y hasta audaz me atrevo a decir en su  manera de vivir,

de la cual pocos han de presumir, no es la mejor pero evita la crasa soez del ahora.

¿Quien es capaz de proferir con certeza la felicidad que abruma en una sonrisa?

así como un mirlo cuida al espinarse en la rosa, así de precavida es la vejez.

 

Pero ¿Quien desea ser precavido? tal vez el alba cuando banal

muestra su faz en aterciopeladas mantas de arrebol y mar para no interrumpir la faena del rocío.

Dejate ver al diáfano del ingenio y la fatalidad, no esperes avizorando los agitados brazos del romance,

deja de esperar a que el viejo te arrebate el brillo de las pupilas.

 

El cuerpo fehaciente  a su virtud índole cual canto de juglar, el sexo a flor de piel,

con la vista tórrida sin la premura de lo que algún día fue, es y será.

Respira al compás de una Rapsodia inestable y poco predecible, 

deja al viejo dormir hasta que el dial tenga que cambiar.

  • Autor: Decameron (Offline Offline)
  • Publicado: 2 de diciembre de 2016 a las 18:27
  • Categoría: Surrealista
  • Lecturas: 37
  • Usuario favorito de este poema: Kalianali.
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