Pescadores de hombres.

franklin blanco

Pedro y Juan pescaban

y cuando partían,

las velas izaban

los remos batían.

El mar los salaba

la piel les curtía,

el sol le tostaba

las redes vacías.

 

A Juan le gustaba

por eso insistía,

y Pedro gritaba

que peces no había.

El joven clamaba

y el mayor rugía,

¡Sin pez, ni cebada!

hambrientos morían.

 

Entonces un día

Juan vio que llegaba,

un ser que reía

y a todos amaba.

A los dos decía

si al mar renunciaban,

que Dios se placía

cuando hombres pescaban.

 

Él era el mesías

que el cielo mandaba,

por almas impías

que siempre pecaban.

 

Franklin Joel Blanco Aparicio.

Villa de Todos los Santos de Calabozo.

Venezuela.

 

 

 

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