Elyon

Carlos Fernando


AVISO DE AUSENCIA DE Carlos Fernando
Aviso que he vuelto después de muchos años ausente.

Dios:

es el poder al que se acude

cuando la fuerza mengua,

es el consuelo requerido

para asumir la pérdida

del ser querido.

Es el nombre que se invoca,

cuando el sustento falta,

o cuando la muerte llega.

Cuando la ciencia

que explica el Universo,

es incapaz de develar

el  misterio de la vida.

Cuando el injuriado,

el indefenso, el esclavo,

claman al cielo por justicia,

y libertad, con la esperanza

de recibir lo requerido.

Dios,

sin importar el credo profesado,

es el Ser que nos guarda

la existencia, y dirige el andar

de quien le ama.

De quien le busca y teme,

y remunera a cada cual su paga

conforme a la Justicia, y juzga

justamente sin posibilidad

de corromper su juicio

con el cohecho de la indulgencia

comprada. Y con la misericordia

que requiere la imperfección humana.

Por cuya voluntad

la creación toda aun existe.

Y por cuya sabiduría, todo fue creado

de la nada. Lo demás.

Son demiurgos que la febril

y delirante mente humana

ha elevado a los altares

de la idolatría blasfema.

Vanos intentos de concebir el Cosmos.

Mentiras de los hombres

blandidas con abyectos fines,

que suplantan al verdadero

Dios Altísimo y Eterno.

Al que conoce el corazón

de los hombres, pues que El los hizo

del barro, polvo de estrellas siderales.

El que  soplando en la nariz

le otorga vida, y en el momento

que El quiere  se la quita.

Quién de los hombres puede 

dignamente: tomarle cuentas,

o subyugarle en forma alguna.

Someterlo a un lugar o adoratorio.

A una definición que ajuste.

O a la Teología que se aproxime 

a discernir fielmente su esencia,

su eternidad, ni su potencia,

¿De dónde puede decirle el barro

al que lo forma ¿Qué haces?

Ese es Dios,

no la criatura que enseña el religioso,

no la mentira que se enseña en las iglesias.

Al que se empeña en negar el necio

con su ciencia. Ni al que pretende

complacer el quisquilloso, con lisonjas.

O al que pretende sobornar el descastado.

El es mi Dios, y a El adoro.

Y aun si no lo hiciera, El seguiría siendo Dios.

Por sobre todo.

  • Autor: Carlos Cabonaro (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 20 de abril de 2012 a las 18:06
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 106
  • Usuario favorito de este poema: El Hombre de la Rosa.
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Comentarios2

  • la negra rodriguez

    Hola Carlos Fernando, así se llama mi hermano,. muy bello y profundo poema, ese es mi Dios también.
    gusto leerte.

  • El Hombre de la Rosa

    El que soplando en la nariz
    le otorga vida, y en el momento
    que El quiere se la quita.
    Quién de los hombres puede
    dignamente: tomarle cuentas,
    o subyugarle en forma alguna.
    Someterlo a un lugar o adoratorio.
    A una definición que ajuste.
    O a la Teología que se aproxime
    a discernir fielmente su esencia,
    su eternidad, ni su potencia,
    ¿De dónde puede decirle el barro
    al que lo forma ¿Qué haces?
    Ese es Dios,

    BELLO POEMA Y GRATO OFICIO AMIGO
    SALUDOS



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