Oración de guerra, de Mark Twain

Si por motivos de estudio o simple curiosidad personal desean centrar su atención en el legado de Mark Twain, no den por terminado el descubrimiento de este magnífico novelista tras disfrutar los contenidos de «Las aventuras de Tom Sawyer» y «Las aventuras de Huckleberry Finn» e intenten conocerlo con mayor profundidad por medio de sus trabajos menos trascendentes.

Al explorar su trayectoria y seleccionar títulos de su autoría no tan reconocidos a nivel mundial, uno tendrá la posibilidad de sorprenderse con propuestas como «Oración de guerra», un cuento breve que Twain elaboró en 1904 para evidenciar su desacuerdo frente al desencadenamiento de un conflicto bélico entre España y Estados Unidos.

Si bien el material nació por un asunto determinado, las ideas que lo sustentan bien pueden adaptarse a numerosos episodios violentos que han surgido a lo largo de la historia en distintos puntos del planeta como consecuencia del fanatismo religioso y el patriotismo desmedido. Desde el punto de vista del escritor, una guerra no tiene justificación de ningún tipo y jamás debería ser una alternativa a la hora de resolver un conflicto ya que sólo permite obtener resultados negativos vinculados al sufrimiento y a la muerte.

De apostarse por «Oración de guerra» sin tener en cuenta el contexto que inspiró su nacimiento, se tendrá frente a uno un relato simple y pesimista narrado por un estadounidense de gran talento para la escritura, pero si se descubre la trama de este cuento después de haber conocido las razones que llevaron a Mark Twain a escribirlo, entonces la experiencia lectora será más enriquecedora.

Como resulta evidente, el interés por el legado de un exponente importante del universo literario puede dar frutos sorprendentes y ayudar a rescatar del olvido antiguos textos que, por sus características y por ser creaciones de figuras respetables, merecen tener la oportunidad de ser apreciados por lectores de distintas generaciones.