La casa torcida, de Agatha Christie

En 1949, año en el cual el escritor brasileño Júlio César de Mello e Souza publicó «El hombre que calculaba» y el argentino Jorge Ábalos lanzó «Shunko», la novelista británica Agatha Christie amplió su producción literaria a través de «La casa torcida».

La casa torcidaEse material, que surgió poco después de la presentación de «Testigo de cargo», intenta generar curiosidad en los lectores valiéndose de un misterio que involucra a la familia Leonides.

La trama de la historia tiene como escenario una gran mansión situada en los suburbios de Swinly Dean y comienza a desarrollarse a partir de la muerte de Aristide Leonides, un multimillonario griego que perdió la vida, según se estima, a causa de un envenenamiento.

Lejos de parecer un accidente, ese deceso lleva a los investigadores a sospechar de la viuda, una mujer varios años más joven que el fallecido que, con ese panorama, era la única destinataria de una considerable fortuna. De acuerdo a algunas versiones, la dama había comenzado a mantener un vínculo algo profundo con un preceptor que se había logrado instalar en el seno familiar.

Al analizar el caso, el criminólogo Charles Hayward comienza a poner en duda la inocencia de la familia ya que los conoce personalmente y no le faltan elementos para desconfiar.

«La casa torcida» es, para muchos seguidores de la autora, la mejor obra de la reina del crimen. Sin embargo, no se puede dejar de mencionar que son varios los títulos de su autoría los que vuelven placentero al hábito de la lectura. Entre los que ya hemos presentado en Poemas del Alma, valen la pena destacar a «Sangre en la piscina», «Maldad bajo el sol», «Diez negritos», «Muerte en el Nilo» y «Cartas sobre la mesa», aunque son ustedes quienes, de acuerdo a sus preferencias personales, tienen la última palabra al respecto.



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