Frank Carlos

Mujer

Una nube emborrona mi memoria

Hasta esa milagrosa mañana

en que con dolor alumbró mi cuerpo

una mujer enamorada

 

La costilla que nos salva

No es pretexto para el vejamen

Y la nostalgia convertida en lágrimas

Que apaga la ira en el limbo de tu alma.

 

El pulso del mundo llega hoy

Con una palabra, un canto a tu paz,

que cual paloma posas en  nuestras faltas

y un gesto indescifrable en tu mirada.

 

También eres fuego, y ardor

Y puedes cual volcán y brasa

Barrer de la faz cualquier montaña

Y echar al barranco la lengua y la falacia.

 

Más prefiero hablar de alas

Y tomar del agua en tus cascadas

Y beberla y beberla desde tu altura

Bien cerca de tus plantas.

 

No hay canto de amor que te supere,

Ni delicado instrumento de artesano

Suena en sus cuerdas la música tenue

Como el haz de luz de tus versos orlados

 

Dios mismo cinceló con oro el poniente

Y puso en las mañanas el rocío tenue

Más, para fecundar su amor de padre ingente

Sembró con júbilo mujer tu vientre.