GITANA DULCE

EL CAMINO DE LOS GITANOS

Los caballos negros son...

enganchados en las viejas carretas

con ruedas enormes de maderas,

lonas de cueros, sobados a mano.

Los añejos cuadrúpedos con arneses

de oro y plata, brillando,

lustrosos sus pelajes

con crines largos y cuidados.

Carromatos y jinetes

por los caminos empedrados,

llevando en ellos a los cansados gitanos,

sus almas, y sus pertenencias.

Andar lento de carruajes

que  con tristezas deambulan

huyendo de su angustiada vida...

trovadores, trotamundos, viajeros, aún sin patria.

Truhanes, brivones, pillos, sinverguenzas...

desterrados de los poblados

por ignorancia de las personas,

que temen las supercherías, de viejas gruñonas.

Al llegar al próximo destino

los campamentos arman de suma urgencia,

pues ya la música, se escucha,

porque las niñas salerosas, ya danzan y danzan.

Al ritmo de las canciones

sus castañuelas en sus manos suenan,

 sus caderas se mueven, al ritmo de sus parejas,

que con sus zapateos marcan el baile alegre de las gitanas.