Gustavo Leni

PENA DE MAR

Lloran las gaviotas en la orilla del mar

y sus lágrimas no caen en la arena;

lloran los pescadores sobre el mar

entendiendo con razón su pena.

 

Ya no descansa la ola de la noche

sobre la piel húmeda de las arenas

y las rocas contienen de malas ganas

su rabia, su furia, su sal, sus grietas.

 

Los remolinos de caracoles azules

han volado a la boca de las estrellas

y desde allá se escucha en las tardes de verano

un coro múltiple de cantos de tristeza.

 

El sol se ha marchado de la playa

y en su reemplazo una sombra se queda.

La sonrisa del mar se ha derrumbado

como castillo de ilusiones pasajeras.

 

El mar no quería, pero recibió en sus aguas claras

a vivir, intrusas aguas de colores extranjeras;

nadie las invitó a quedarse ni a bailar

y aún así, están todas juntas y revueltas.

 

Lloran mis ojos en la orilla del mar

y mis lágrimas no caen en la arena.

Si nadie puede ayudarme a sanar este dolor

nadie sabrá jamás porqué nació en mí esta pena.