Aún a costa de mi dolor,
de mi desdicha y mis mares de lágrimas,
de mi fingida resignación
y de mi falso entendimiento.
Aún a costa de mi corazón roto,
de mi llanto nocturno y mis sueños perdidos,
de la tristeza que me invade al escucharte partir,
del arcoiris que se nubla en mi mundo,
del corazón que no entiende a la razón
y de la razón que combate a mi convicción.
Aún a sabiendas que tal vez esto me traiga consecuencias nefastas,
que no recupere el sentido de creer en la naturaleza del amor,
que mi alma se parta en mil pedazos y mi esencia se vaya contigo,
que tu recuerdo invada mis sueños
y cada mañana sea un trágico despertar al mundo en donde no te tengo,
en donde no te puedo sentir, no te puedo amar.
Aún siendo consciente de todo lo que implica esta decisión,
aún sintiéndome desprotegido ante la soledad,
yendo en contra de la lógica, de la razón
del sentido común, de la naturaleza humana.
Aún sintiendo que todo fue en vano,
qué me enamoré ilusamente de quien no me corresponde,
entendiendo que tu destino no está a mi lado,
o tal vez si, no lo se, sólo Dios sabe.
Aún cuando estoy muerto de miedo
por no saber si un día te encontraré de nuevo,
aún así me alejaría de ti y te dejaría ser libre,
te facilitaría la decisión, te dejaría menos opciones
te haría menos pesada la carga de apostar por alguien.
Aún a costa de lucir cual perdedor cobarde
aún a costa de escuchar los reproches de quienes piensan que el amor es luchar,
porque el amor es más que eso,
es más que una batalla, el amor es libertad,
el amor bondad, es entendimiento,
el amor es ir más allá de nuestros propios miedos por el ser amado
y en mi caso es permitirme ser lastimado profundamente,
todo por una equivocación, por un mal juego del destino.
Nunca fui cobarde y nunca lo seré,
no me estoy dejando vencer por los obstáculos;
simplemente entendí que en este caso lo mejor es alejarme,
lo mejor es dejarte ser feliz con otro, o al menos intentarlo.