hernan jose

EL ROSTRO DE JULIANA

Es tu rostro;

Una fiesta sonora de incalculable belleza,

Es el candil de tus manos quien dibuja las notas

En la flauta de sutil melodía;

Y cuan, embriaga de éxtasis profundo

La ternura de tu sinfonía.

 

-Y apareciste como una Ada en la oscuridad,

Esa noche que ni sabía quien soy;

Iluminando los oscuros rincones de mi soledad,

Apartando de mí; la nostalgia que me invade

Y hundiese en la frescura de tu risa,

Aquella, mi magistral seriedad.

 

Improvisaste cual Juliana en el Tíbet,

Más allá de tu silueta noctámbula - apareciste;

Inundada de una inicua inspiración

Y aquel rostro hermoso se borro cuando te fuiste.

 

El alba enarbolada,

No logro tu rostro dibujar;

Desapareciste en la madrugada

Y aún, no te he podido encontrar.

 

Me ha regalado tu rostro un emisario,

Ese guardián que ha de protegerte;

Y solo quiero que tengas presente,

Que no descansare hasta volver a verte.