Margarita García Alonso

Ático del pájaro del paraíso

 

Despierto en el bosque, estremecida

por brisas del Océano.   

           

Sobrevuelo dentro

de la escafandra

que robé a un cosmonauta         

entretenido con pociones

de atardecer.

En realidad, trampa,

su peso me precipitó

bajo un árbol defenestrado

por relámpagos.

 

Deambulan espíritus,

entretejen hilos que corté

sin mirar atrás.

 

Desaparecen hojas,

el aguacero dibuja

un cuerpo en agónico aleteo,

 

en el suelo

junto a cagadas de ciervo,

ramas donde fui nombrada,

 

en la corteza surcos,

grabados por azar

de la tormenta

 

en la raíz mi casucha

donde escribo:

este arbusto

no es seguro para nadie.

 

Del poemario Dulce Apocalipsis