María García Manero

Sigue

Y llegó la tormenta
inesperadamente,
impetuosa y soberbia,
violenta, vehemente.
Convirtió en noche el día,
mis noches hizo largas;
y me llenó de miedos
y me dejó sin ganas.
Y llegó sin piedad,
y se llevó mi calma
como garra de fuego
aferrada a mi alma.
Le grito que me suelte
y más fuerte me abraza;
y su abrazo me quema
y me asfixia…, me mata.
Soy estrella sin luz,
soy el hoy sin mañana,
soy playa sin arena
y soy río sin agua.
Y de pronto mi estrella
brilla con la esperanza,
y en mi noche de hoy
va naciendo un mañana.
Resplandece la arena
dando vida a mi playa,
y corren cantarinas
por mi río las aguas.
Mi corazón me grita
“¡Sigue fuerte, no caigas!”;
vuelve el sueño tranquilo,
vuelven las noches plácidas.
Vuelven días de sol
aunque la lluvia caiga.
Después de la tormenta…
siempre viene la calma.