Luis Rayo

LO DIVINO

 

El tiempo pasó y no dejo huella,

 

en cambio, en mí sí dejó una.

 

La lluvia roció el altar de lo divino,

 

y a mí me regó con esperanzas.

 

Entonces el sol iluminó a todos,

 

y también me llegó esa sensación.

 

Sin duda la tierra lo anima todo,

 

y a ellos y a mí nos reconfortó.

 

Con el viento la felicidad va,

 

y en ocasiones también a mí viene.

 

Los coloridos de las aves embelesan corazones,

 

y se siente la presencia de lo divino en lo viviente,

 

y de esto, a mí también me tocó sin buscarlo.