RICARDO V

Si te marchas, no me digas

No me digas que en el viento

no hay centellas

ni hay estrellas

en el confín del firmamento.

 

No me digas que las risas

que nos vienen

desaparecen

        por razón de una condena.     

                                

No me digas que los ecos

en los montes

no son las voces

que se guardan los recuerdos.

 

No me digas que un hogar

no tiene aroma

y suena a broma

no sentirlo cuando estás.

 

No me digas que no hay rosas

en el mar

ni que el rosal

no llevan polvos que enamoran.

 

No me digas que el corazón

no te canta

cuando descansa

después de hacer el amor.

 

No me digas más palabras

hoy prohibidas

y nunca dichas

por matar a la esperanza.

 

No me digas que el caballo

que nos lleva

tiene la estela

de un navío ya encallado.

 

No me digas que las águilas

del cielo

hacen sus vuelos

quebradizos con sus alas.

 

No me digas que las flores

no dibujan

y que asustan

con su energía de colores.

 

No me digas ya más nada

y ten silencio

porque ese tiempo

dedicado lo malgastas.

 

No me digas que el antaño

es lejanía

y pediría

que al marcharte no hagas daño.