el brujo de letziaga

Diosas del otoño

Deslumbrado por la vendimia
de las diosas del otoño,
percibo al crepúsculo de su química
que activa mi dopamina.

Pues el mundo se me detiene
en ese momento, tan plácidamente,
al ver el extenso verde oleaje
de un mar de vides.

En su belleza suma
observo el vuelo de una avecilla
que mansamente con sus alas
sostiene ese cielo que contiene la vida.

Y en el prodigio de la tarde,
un grano de uva en mi boca se funde
justo antes,
de la primera chispa de la noche.

Esta es mi rioja alavesa...
vehículo transmisor a mi fantasía, razón y ambrosía,
espiritualizadas con un vino de reserva
de una cosecha añeja.