Carlos Andrey Vargas Araya

Crepúsculo dorado

 

En el crepúsculo dorado,
donde el sol se funde con el mar,
nuestros corazones se entrelazan,
como las olas que besan la playa.

Tus ojos, faros de ternura,
me guían a través de la oscuridad,
y en tus brazos encuentro cobijo,
como un náufrago en su isla de paz.

Tus labios, dulces como la miel,
dejan en mi piel un rastro de fuego,
y en cada beso, se despiertan estrellas,que iluminan nuestro camino eterno.

Prometo amarte en silencio y entre risas,en los días grises y en los de sol radiante,porque tú eres mi destino y mi anhelo,la melodía que mi corazón siempre canta.

Así, en este crepúsculo dorado,
te entrego mi amor sincero y bonito,
como el último rayo de sol que se despide, sabiendo que en tus brazos, siempre habrá abrigo. 

En la penumbra de la noche ,
en donde nuestros suspiros se entrelazan como hilos de seda,
y en cada mirada compartida, un universo se crea,
somos eternos, sin tiempo ni medida.

Bajo el manto de la luna, danzamos sin cesar, nuestras risas se mezclan con el suave viento marino,
y en la arena, dejamos huellas de un amor divino, como constelaciones secretas trazadas en el azul profundo.

Prometo ser tu faro en las tormentas más fieras,y tú, mi ilusión en los días grises y las primaveras, juntos navegaremos los mares de la vida, sin fronteras, en este crepúsculo dorado, donde nuestro amor nos recuerda la primavera.