Carlos Andrey Vargas Araya

Ímpetu


En el núcleo de la existencia, un brasero se ha iluminado,
con un resplandor que en mi espíritu, hondamente ha arraigado.
Era un canto sereno, sin ímpetus de sobresalir,
ahora es un fervor vehemente, que no logro reprimir.

Es el ansia de ascender, que mi seno inunda,
un afán de perfección, que a mi ser encadena.
La rivalidad me convoca, me eleva, me metamorfosea,
en un ente que a su propia esencia, se redescubre y desafía.

No es contra otros mi lid, es con mi penumbra el afrontar,
en cada rastro que imprimo, busco un nuevo despertar.
Es un camino de introspección, colmado de ardor y devoción,
una contienda con lo que era, hacia un porvenir sin restricción.

Que perdure esta brasa, este ardor que me distingue,
que me impulsa a desvelar, mi naturaleza templar.
Porque en cada reto que acometo, en cada obstáculo que venzo,
la pasión es mi lumbrera, y mi tesoro más auténtico.