Cuando el desamor aprieta hay confusión y angustia.
Se convidan los trágicos pensamientos en triste coro.
El llanto aflora fácil y la fogosidad se nos torna mustia.
Ante esa penosa verdad, nos toca actuar con decoro.
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Cuando existe la duda, se abre la puerta del desamor.
Fatal situación es, fingir el amor, cuando ya no amas.
La sinceridad es válvula de escape y te harás un favor.
Fingir el amor ante ese otro, eso no funcionará jamás.
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El miedo y la farsa, son malos consejeros en el amor.
Frente a ese otro, de nuestro interés, nos ocultamos.
Somos pávidos ante la ruptura y anticipamos el dolor.
Muchas veces, vivimos muy mal y la verdad evitamos.
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¡No entendemos que, el ser que nos asiste, todo sabe.
Al final, dudamos y nos da temor que, todo se acabe!