Valentin Von Harnicsh

Soledad

Silva abrió en mis llagas el fuego

Obeso alimentó mi sed de pasiones

Jattin enloqueció con mis memorias

Samper imprimió mi eterno duelo

 

Negras las nubes que colorean los cielos

En azules y rosados del orínico ocaso

Pinta de agua fresca del jardín eterno

Que cargan cansados y difusos ensueños

 

Fresca nota de nocturnos y baladas

Que canta el loco sin saber que será de mí;

Hallando los cuerpos de poemas pútridos

Con notas dulces de ajenjo y alelí

 

Vago como errante de mis descarnadas letras

En la eterna noche de la impavidéz de mi mal;

Sueño con los ojos del alma agónica y desterrada

De la triste cárcel que ha labrado mi soledad

 

Hoy de Cristo la lección mas grande yo aprendí:

Después de muchas muertes que yo he velado con celo

La resurrección solo será posible en la cordura del desquiciado

Cuando entienda que su alma nunca ha estado en el sueño de los muertos.