Carlos Gustavo Gerez

A Blanca Celiz.-

Con casi todos los días, a las dos de la tarde en forma puntual,

Sale al patio ancestral Blanca Celiz en su silla de ruedas,

Mientras sombrea, bajo el añoso y frondoso algarrobo

Observa las flores de su jardín casi marchito,

Se mezcla en el aire, el sonido de los coyuyos,

El trinar de los gorriones y en el bullicio de un puñado

De niños refrescándose en el canal San Martin.

La mujer, solo cuenta con la compañía de dos perros flacos

Que a sus pies, cual fieles centinelas cuidan cada movimiento

Extraño a la casa, paran sus orejas y ladran con el paso

De algún extraño por la calle.

Ella sostiene un pañuelo blanco entre sus manos

Es para cubrir su rostro y tantos recuerdos perdidos,

 También lo usa para secar las lágrimas

Que produce el dolor de tantas ausencias.

La vieja casita y el patio ancestral, es su refugio,

Hay un cielo maravilloso esta tarde, el sol la acaricia o la consuela,

No lo sé,  ahora me marcho, mañana tal vez,

 Le brindare un poco de mi compañía,

Blanca Celiz, estará allí como todas las tarde

Puntual a las dos de la tarde.