RICARDO V

Sinrazones

Cuando el indefenso eriza sus espinas,

has de tener presente que es arriesgado

porque usará lo más débil de tu estado

para infringirte una derrota imprevista.

 

Cuando aparece ante ti lo más hermoso

hasta nublar tu conciencia ese milagro,

no has de ser ni caminar improvisado

puesto que todo lo brillante no es oro.

 

Cuando el cielo te presente nubes blancas

entre espacios de un celeste inmaculado,

te recuerdo que lo visto y lo admirado

se desvanece al momento en el que pasa.

 

Cuando la música acude a tus oídos

en apariencia festiva de agasajos,

siempre existe al mismo tiempo un descalabro

o en algún lugar del mundo un desatino.

 

Cuando la fortuna a tu puerta ha venido

sin haberla requerido ni llamado,

no te creas que cualquier necesitado

a tu lado esa ventura ha compartido.

 

Cuando la luna aparece en su esplendor

en el escenario de un cielo estrellado,

admiras su blanca tez embelesado

negando su faz oculta o su otro yo.

 

Cuando juzgamos las cosas que nos pasan

con la arbitrariedad de la sinrazón,

cometemos voluntarios el error

de volvernos egoístas, por desgracia.