Alexandra Quintanilla

Quemé

Queme las cartas que te había escrito a mano.
Queme los pueblos que habías dibujado.
Queme un par de traumas y a cambio obtuve un par de temores mal estructurados.
Hice cenizas los sueños trazados.
Me involucré en laberintos que lamento no haber esquivado.
Y ahora, después de hacer arder al fuego,
rio como idiota cuando debería de estar en llanto largo.
Y ahora, cuando la luna arropa, mi dignidad se siente desvestida por la mujer incrédula que creaste a imagen y semejanza de tu inseguridad enardecida.
He quemado todo
y las llamas bravas, a brazas largas dicen 
¡Basta!
Deja de comportarte como si fueras niña.