Celadora, yo sé que usted debe cumplir con el orden y la rutina
pero por favor deje un rato, la luz del pasillo encendida,
aunque sea por una hora nada más, que mi corazón necesita
soltar sus grises estrofas y si no lo hace, se ahoga.
Celadora, le prometo no hacer ruido
sólo el lápiz deslizará un rato por las hojas
y en ese caminar tal vez diga cosas
que sólo carga un alma en congoja.
Le cuento señora... pedí ayuda mil veces,
más nadie pudo protegerme,
la justicia no llegó a tiempo, me vi sola
y tuve que defender mi vida y la mi descendencia.
¡lástima que el resultado fue siniestro!
Por eso estoy aquí señora,
pagándole a la vida mis pesadas deudas
y yo creo que la vida me debe más de lo que yo le debo a ella.
Entienda usted que me sobra tiempo
en el pasar de los días y sin embargo, me falta otro tanto,
para escribir la penosa línea de mi historia.
Celadora, de noche solo me acompañan las sombras
por eso trato de escribir un par de palabras rosas,
son versos de mi triste pasado
y el deseo de mi futuro en prosa.
Sabe señora?, a veces el silencio es un alivio
y otras veces un llanto a lo lejos me habla de otra mujer
soltando culpas al techo.
Celadora, sé que me faltan años de condena
y ya llevo contada las baldosas del patio,
son frías y llanas, así como mis penas.
En fin... gracias señora por comprender
ya puede apagar la luz.
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Marilyn