Son causas perdidas,
ocupar países,
legitimar la fuerza
como fuente del derecho.
Viviendo entre dos fuegos
los jirones de la bandera
de la insumisión
se exponen
al escarnio público.
El desarraigo
llega violento,
pernicioso,
huye el recuerdo
arropado sin aire.
Nubes de tormenta
chocan en un mundo
hostil y fiscalizador.
Hace frío, los ojos secos.
Todo se cuestiona.
Vida sobresaltada, profanada,
indecisa, sin fingir.
Pozo angustioso.
Humo que mancha
el papel.
Caminando debajo
del asfalto
se desgasta la resistencia
y las lágrimas se petrifican.
Ya no tienes nada
en la vida,
pero estás aqui,
un contrafuerte
en la pared
espantando la desazón.
En la incertdumbre
nadie te roba,
no pueden.