José Valverde Yuste

Ocaso

Soy otoño y la tristeza me invade 

al llegar el umbral del frío invierno

ya sin hojas en mis árboles

marchitos y desabrigados

necesitan la manta para no pasar frío.

 

Los pájaros ateridos, sus plumas 

dejan crecer para hacerse un abrigo;

Las serpientes buscan su roca de olvido

donde pasar la noche más larga, sin escalofríos.

 

Húmeda melancolía en las ventanas

dejando caer las lágrimas

que el rocío ha vertido

en sus transparentes cristales.

 

Praderas amarillentas, flores marchitas

cielos melancólicos, oscuros;

las nubes viajan a lomos de un caballo

en el escenario del tiempo.

 

Bosques de cobre con hadas encantadas,

riachuelos que ríen y retumban con su panza

al caer por la cascada,

Los árboles lloran al ruido de las motosierras,

les quitan sus hijos, sangran sus brazos,

desnudos se quedan.

 

Mar enfurecido, peces de plata

barcos que bailan al son de una montaña

de espuma y, los vaivenes de tango

en sus deliciosas noches, cuando llega el ocaso

del día y, se despierta la luna.