J.R.Infante

SerĂ¡ el fragor del arroyo

Será el fragor del arroyo

o la liviana caída del otoño,

el ataque hertziano

inesquivable

o el último recodo de la calle.

                       El azul

que baña el cristalino,

los muros ignotos que susurran

larga epifanía de noches,

el perfume adosado al pecho

o la vibrante transparencia.

El dominio,

cuerpos de goma, gigantes

de pie de barro. Laurel

sobre emanaciones de jazmines.

El filo de una mirada

provoca borbotones de leucocitos,

accidentes gramaticales.

                    No se

en que manantial bebió

Aquel –untado de pez-. Señor

de las inmaculadas sombras.

Quiero olvidar la lluvia de volcanes,

tempestad de muslos,

tormenta de labios

sed de ojos cautivos.

Sacaré el hollín de los poros

de mi piel

y dejaré que las estrellas

jueguen con mi desnudez.