Enrique del Nilo

DEJA DE AHORCARTE JUDAS

Andando por la ruta

me encontré en un recodo

una escena enriquecedora,

nutritiva para el alma

 

Judas derramaba llantos

implorando perdón de su Maestro

justificando que él ignoraba

el alcance de la ignorancia

de los maestros de la Ley,

pues el mismo había errado

en la interpretación de la Palabra

 

El Maestro, como siempre

trazaba grafos en el polvo

y una sonrisa iluminaba su rostro

su mano se apoyó en el hombro

de aquel Judas compungido

y con la voz emocionada

de quien ha culminado su proyecto

dijo al arrepentido

 

¡todo está consumado!

¡hemos logrado lo planificado!

¡el mensaje ha sido entregado!

y apoyando la mano en su hombro

vi que los instó a avanzar

mientras le repetía triunfante

¡Vamos, es hora de descansar!

 

Un torrente de emociones

invadieron mi mente,

pero si ese era un traidor

merecedor del peor de los infiernos

por traicionar a su Maestro;

para mí, su suicidio era poco;

esperaba verlo ardiendo

en el fuego del más profundo infierno

 

Porque a mi eso me enseñaron

Judas era un sinónimo de demonio, traidor,

algo malo, lo peor…

porque me enseñaron a vivir

a partir de los demás

y no a partir de mi

y de mi propio plan

 

Y entonces me pareció

que el dialogo presenciado

había sido conmigo

¿sin Judas, hubiera sido posible la crucifixión?

entonces entendí

que había un Plan

donde cada cosa encajaba

porque los doce apóstoles

no eran sujetos en si…

eran la imagen,

de mis agregados,

de mis interpretaciones,

de mis pecados

 

Entonces asomé mi rostro al remanso

y contemplándome

me susurré a mi mismo

¡deja de ahorcarte Judas!

mejor empieza a trazar tu plan