Soy marinero en tierra
cuando debes marcharte,
cuando debo marcharme
por la fuerza del mundo…
Como un pájaro ciego,
como un niño sin fuerzas,
cuando escapas sin rumbo
desespero en silencio…
No sé qué extraña arma
acurruco en mis brazos
para que vuelvas siempre,
como gata encelada,
con tus ojos ardientes
a mis palabras llanas…
El mundo es tan absurdo
que te encontré varada
en una playa seca
que se llenó de alondras
cuando cogí tu mano…
Mis zapatillas siguen
en tus manos de niña,
y aunque quisiera alzarme
y escapar en silencio,
permanezco sentado
mientras te espero atento…
Y permanezco en guardia
al filo del abismo…