Freddy Kalvo

Epístola final

 

Amada mía:

No importa que pase el tiempo

y quiebre toda mi piel;

que el tiempo engendre ceguera,

pues siempre yo te veré...

 

El sol se podrá apagar

y hasta el día oscurecer

pero siempre, lo aseguro,

más profundo te amaré...

 

Amada mía:

Dueña de mis sentimientos,

del amor y de mi ser;

si me marcho, nunca olvides,

que jamás yo te olvidé.

 

Cuando cerca esté la muerte

como todo anochecer,

en el último suspiro,

¡cuánto te amo, te diré...!

 

Amada mía:

Y si muerto yo me encuentro

en mi féretro, tal vez,

ten presente amada mía

que en mis letras… ¡viviré!

 

Cuando marche a mi sepulcro

algo tú debes saber:

que los besos que me diste,

me los llevaré en la piel.

 

Y no llores, vida mía,

porque alegré moriré

al saberte al lado mío

con tu suave y linda tez,

con tu aroma jardinero

y tus besos como miel,

que se irán hasta mi tumba

a las cuatro y dieciséis.