Nada queda en el olvido
aunque quieras olvidarlo
si un amor, al recordarlo,
te recuerda lo vivido.
¿Cuántas veces has sentido
que el susurro de los vientos,
retrotrae esos momentos
y un recuerdo se aparece
que hasta el alma te estremece
cuando toca sentimientos?
Cuántas veces, que recuerdes,
te has quedado pensativo
sin quererlo, sin motivo,
viendo hermosos prados verdes;
y de pronto, tú te pierdes,
en un bosque silencioso
recordando lo amoroso,
de aquel beso apasionado
que jamás quedó borrado
por sutil y misterioso.
¿Cuántas veces, cuántas veces,
a la sombra de unos sotos
y con sentimientos rotos
has sentido que pereces?
¿Cuántas veces amaneces
recordando que soñaste
un amor que siempre amaste
sin decir lo que sentías
y quizás, por cobardías,
que en tu pecho amalgamaste?
No hay olvido sin sentido
si el sentir no está olvidado,
si el recuerdo se ha quedado,
anidado ahí en su nido.
¡Y más fuerte es el latido
que produce el corazón
si el recuerdo, con pasión,
te produce los pesares
como el agua de los mares,
que golpea el farallón!
Si recuerdas lo vivido
con nostalgia y con pasión
vivirá en ti la emoción
como el pájaro en su nido.
Los recuerdos hacen ruido
como un tren en la estación
si recuerdas lo vivido
con nostalgia y con pasión.
Y al pasado sigue unido
el presente, sin ficción…
¡Ah bendito corazón,
nada queda en el olvido,
si recuerdas lo vivido!