David Arthur

La Dama del Lago

 

 

La tarde de verano me invitó

a pasear por el camino junto al lago

para imbuir el calor persistente del día,

de un aire embarazado con encanto  

y una brisa pasajera acariciando los sentidos,

cual un presagio.

 *

Por casualidad o predestinado,

me apareció una dama vestida de mística,

ella estaba de pie, una silueta, inmóvil,

su mirada perdida en leyendas de antaño

de amor, engaño, caballería, traición.

y  el Santo Grail.

 *

En silencio la observé para no perturbar

la aura misteriosa de su presencia,

pero aliada con su atracción seductora,

mi deferencia a la curiosidad cedió,

sin pensar más, decidí conocerle,

esta mujer recóndita.

 *

Como si sientiera mi intención,

con una sonrisa se volvió a saludarme,

y la luz de un sol poniente me reveló

la belleza de su semblante diáfano,

pero de pronto, en las nieblas crecientes,

se desvaneció.

 *

¿Había soñado este étereo encuentro,

un encuentro con el mito de Avalon,

o tal vez una saga basada en la verdad

y este encuentro ningún coincidencia,

sino este poema el deseo final

de La Dama del Lago?

 *

David Arthur ©®

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