Y entonces, ahora, en este preciso instante
¿Qué esperas tú de mí cuando te veo?
si tus ojos de mares encendidos
izan velas de despidos, y me hallo náufrago,
barco a la deriva y sal amarga beben mis sentidos.
Y entonces, si doy un paso y mi reloj de caminante
pernocta en pálpitos errantes.
Y tú bien sabes que soy viajero inconsolable,
y sólo árbol de frutos prohibidos.
Tú me has dicho que en mi río de metáforas, los peces deambulan,
que son cardúmenes de risas y delirios
que las rimas hieden a panales de abejas sin zumbidos.
Y que ya no hay ninfas en mis ríos.
que yo Ulises, seguiré siendo
una estrofa sin su abrigo.
Y entonces...
¿Qué esperas tú de mi cuando te hablo?
Y si tu propia voz es una herida, Lázaro de nada arrepentido,
y al mismo diablo también le donas tus olvidos.
Y entonces, si marcho raudo, y le pongo alas
a todo mi albedrío.
¿A dónde esperas que vaguen mis exilios?
Y entonces...
cuando sola te hallo,
y en ese preciso instante, de agravios
y de deudas rotas
se visten los instintos.
Entonces...
¿Qué esperas?
¿Qué mi poema te abrace de delirios?
¿Y que un lunes, dolorido y como un vate
cuyos versos ha perdido,
hasta tu puerta me declare al fin vencido?