José Luis Barrientos León

Insomnio

El vaho sale,

 mientras estrujo mi rostro

contra la ventana

y mis dedos rígidos se estremecen

con la primera sensación del frío en el cristal

de pronto pareciera que toda la ancianidad

fuera consumida por la tormenta

y la juventud lejana se recogiera en un recuerdo

con el escalofrío de esperar

un abrazo por la espalda

o de escuchar un susurro al oído

de un poema o un te quiero.

 

Sigue el roce del cristal provocando los sentidos

acechando las memorias

recogiendo en anhelos

esta tormenta que asemeja un llanto

con el rugir del viento

y su irónica trama de encuentros y desencuentros

como provocando una oración al destino

mientras la mirada fija saja la memoria

 

El vaho sale, e ingresa el frío

cabizbajo mirando la vidriera,

descubro en la lluvia una paz

como de noches blancas

resistiendo las palabras

bajo las ramas, en el viraje del viento

que se convierte en aliento

en soplos de esperanza

deambulando a cada segundo

vaciando las nostalgias,

llenando el alma de sosiego

 

El tiempo se dilata como un proverbio sin voz

como velas pálidas esperando el ardor del sol

 una trama de pesadumbres aúna mi soledad

con la noche que me abraza

un luminoso vaivén de anhelos

cierra a mis espaldas, rozando mis hombros

con la suavidad de un aliento que me estremece

y la ternura de una voz que susurra

ven a la cama, te espero, tengo frío.