Vivo pensando en ti y se alborotan
todas mis intensos deseos de poder tenerte,
de imaginarte mía y sentir ese mágico momento
de tu ser, hasta probar la magia incontenible de tus encantos.
Es que llegaste como un ángel,
el tiempo se detiene mientras te tengo,
porque tu ser en mi alma se ha contenido,
porque tú eres lo indebido, el más grande pecado.
Navego por un mar de palabras,
en tu cuerpo dibujo letras de pasión,
me entremezclo con las letras del insomnio,
recordando las noches donde mis dedos giraban tu silueta.
En la intemperie de mi corazón,
te huelo permanentemente todas tardes recónditas,
y aquí estoy, divagando una vez más, sin poder acariciarte,
flotando en el inconfundible aroma que se quedó en las fisuras de mi piel.